Disuelta su sangre azul
las letras,
cantan su dolor a gritos.
En riadas de diamantes negros
las musas,
desgranan sus penas en murmullos.
En gotas de rojas lágrimas
los poetas,
lloran su angustia contenida.
Hay tanto dolor,
tanta angustia,
tanta pena,
en esta realidad que los condena
que hoy sólo puedo escribir un réquiem para el poeta.
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©Silvia Beatriz Giordano