Me llamas y acudo. Siempre acudo negro-destino.
Mis pasos me llevan a ti, alejándome del camino que me he marcado.
En mi mano-paleta no queda ni el amarillo, ni el cián, ni el magenta..
Y mis dedos-pinceles, muñones sin cerdas, son inútiles ya.
Mis pies se arrastran, hundiéndose en ríos-sombras.
Me enganchan garras-espinos tirando de mi, queriéndome hacer suya.,
Mis ojos buscan la sabia de tus entrañas-arco iris, agazapadas, temerosas de tu gris-nada, para poder llenar de nuevo mi mano-paleta y huir del negro-destino.
Sé que será duro, sé que sufriré el miedo de perderme, pero sigo mi búsqueda a pensar del frío-alma que me invade.
La noche es larga, me agota, y encuentro un remanso-engaño, el cual me invita a dormir el sueño-eterno.
Mis pies-losas allí me llevan y mi cuerpo cae sin fuerzas en sus arenas.
Más en mi rendirme-vacío, mi olfato-alerta me hace reaccionar abriendo los ojos y mirando hacia ti.
Ahí estás entrañas-arco iris esperando por mi, y levantándome voy en tu busca.
Mis manos-paletas vuelven a llenarse de colores y mis dedos-pincelescomienzan de nuevo a pintar ese camino en mi lienzo-vida alejándome de ti, negro-destino.
Sé que tendré que volver, pero sé también que me volveré a ir.
Foto: Carmela
