En el ático de mi mente encontré nuestro libro
Empolvado con rastros del ayer.
Releo la historia olvidada,
Las letras que me dejaron jadeada.
Renuevo cada beso, revivo cada caricia;
El pasado reencarna en mi memoria
Acompañado de un resabio…
Pocos capítulos pintados en ternura y amor
Comparados con los tantos ensuciados con dolor;
La dulzura que me rellenaba en las noches del pasado
Amarga el sabor de los días del presente.
De aquellos mordiscos de sadismo,
Lo único que logro saborear,
Es el regusto de la sangre de mis heridas.
Las heridas que aún anhelo reabrir en tu nombre
Para entintar con toda mi sangre
Las páginas que me transformaron en las cenizas del viento.
Mancharlas gota a gota, muerte lenta y dolorosa,
Materializando el último de mis afanes