Tu voz hace cosquillas por mi piel que siempre acaban donde tu quieres, donde tu deseas.
Cuando te escucho cierro los ojos y dejo que tu voz me traslade al País de Nunca Jamás, donde todo es ilusión y aventura. Donde el tiempo se para, donde no hay un antes ni un después, sino un ahora.
Y ese ahora es Ya, mientras escucho tu voz y me llevas por tus caminos, y yo me dejo ir.
La negación no existe a tu voz, pues me entrego totalmente a ella.
Soy de ella, por entero, de tu voz.
Foto: Carmela