¿No ves que tiene miedo?.
Mi carne trémula responde a tus caricias con deseos retenidos, temerosa de ser quemada.
Remudada la piel de anterior herida, es ahora tan sensible que sólo con ese dedo que se pasea por mi espalda, se sonroja tímida y adolescente.
Tiene vergüenza porque es niña sin experiencia, porque aún no se ha entregado a caricias de nuevas manos, de nuevos labios, a ese deseo que buscas en ella con cada respiración entrecortada, con esa mirada de querer hacerla tuya.
Y responde a ese dedo, a esos labios caminantes sobre ella, que se paran en cada recodo, en cada pliegue, humedeciéndose a tu paso en la nueva odisea de volver a ser deseada.
Pero tengo miedo a ser herida, a que sólo busques un momento de pasión y después te alejes, dejándome abandonada, pasando a ser sólo una aventura, una piel más en tu lista de pieles conquistadas.
Por que ella es niña, aterciopelada como primer pétalo de capullo que quiere florecer en tus manos, estallar y abrirse de nuevo a un mundo de pasiones ya olvidadas, comenzando a sentir, pero siempre con un "hola", siempre con un "adiós", nunca con un abandono sin sentido, sin razón.
¿Comprendes ahora mi miedo, amor?
Temo ser sólo un juego en tus manos que me haga sentir marioneta de nuevo. Que sólo busquen la meta de tomar y tirar, cual muñeca de trapo ajada.
No quiero que nadie me vuelva a quemar, no quiero sufrir mas...
Ya sólo un pequeño escozor siente mi piel. Ya casi está curada de dedos falsos, de mentiras tramadas para conseguir la meta de volver a ser utilizada y después abandonada.
A la playa he acudido. Mi cuerpo desnudo en el agua del mar se ha sumergido y de él a borrado todo rastro de tus falsas caricias.
El rumor del mar, tu voz se ha llevado de mi vida para siempre.
Me he tumbado en la arena y al sol escondido tras las nubes he dejado que bese mi cuerpo, que sea mi amante, mi único amante.
