No me pienso
despertar suicida
de rojos amores.
Si, reencarnarme
en el delirio fino
y astuto de tu piel.
Mentiré besos
de papel crepé
en tus capítulos
dormidos y ausentes.
Si me encuentras
un tanto temerario
es porque el juego
terminó a media noche.
Un beso puedo robar,
una partida, una mirada.
La vida sigue, niña,
reina silenciosa,
suave e indiferente
hasta un siempre
al que somos ajenos.
No desaproveches
tu razón de existir,
mañana es tarde,
y no sé si estaré.