garabateando blancos

Publicado por Eugenio Varas

Mañaneando,
dentro de la cabeza
extravagante, mareaba
con humo viscoso,
a las últimas 
neuronas.
Encaravanado
en curdas absurdas
y turbias, 
trajinaba, las tardes
frescas y bien sombrías
con la nariz bien colorada
sin el poncho
perdía los pensamientos
y los dejaba al medio,
cruzando el filoso
borde, 
abandonándose,
sin soportes
a la penitencia
indebida
y en ir al rincón más oscuro
en que se arrodillaba
y suplicaba por decoro
los cielos
cada vez que perdía, 
la oportunidad que bien
con los deberes, siempre merecía
para volverse la sombra,
mas oscura y densa
en esta realidad de pozos
y no realización de potencias;
con menos luces 
que el cabaret de la 197
a no más de tres pasitos, 
del cruce Derqui; 
revalsando superficialidad
en la perlita;
para no sonreír más
nunca
ni en lo humorístico de las ironías,
después
vomitaba estrofas
que lo negaban
reconociéndolo,
su mirada andaba, rota 
y rebotaba
en el asfalto mojado,
se babeaba, 
y ahí, justito
en el caminito
donde brillaban las luces
y el andaba, bien opaco,
despeinando,
y agrisando el paisaje
que desprendía su jeta chueca
después de romperse la pera 
con los cordones.
Debilitado, de soportar
tantos contrastes
solo,
sin aprender lo importante
nunca
con tanta evasión y cachivaches
dando vueltas;
andaba sin aliento
andaba sin promesas, y nada
para meter en la napia,
y así escaparse;
y sufrir sin diferencias, aislado
un pescado sin metáforas,
mostrando
un licoroso dolor
inmundo,
que le recorría las venas
azules y rotundas,
y le berretiaba
su altura lograda
para volverlo, el más enano
de los mas petisos
e intolerantes
viejos fachos.
Sin tesoros
se hundía en su peso
flácido,
y abandonaba todo,
hasta sus placeres 
y sus pasiones,
tan admiradas por nosotros
sus discípulos
y tan idealmente revolucionarias.
Para ser un 
muerto que parla, de creencias
bien muertas, 
revoltoso de tinieblas
como no lo has visto
en la vida
detrás del miedo, 
que de socializar te convidaban
los responsables 
de las editoriales 
y de los monopolios de medios
que opiniones manipulan
con tanta mentira trucada
reproduciendo siempre el miedo ese a lo nuevo
conservando,
y con tanta misa incorporada
sin pagar las tristes penas
con las palpitaciones rimando
y con las migrañas retornando
como lo hace la culpa, en escena
ante la falta de responsabilidad.
Como harías, entonces truchito
para echarlas, de sus cabezas,
y como rajar la farsa, de ídolos 
comerciales de barro
que siempre nos crean, 
de la nuestra.
Como liberarnos
si la libertad es una cuestión 
esencial, e infaltable para el mercado;
pero que yo un millonario 
de vuelos y risas compartidas
no me lo puedo comprar 
con esta sangrienta guita.