Me loopié con la armada del groove
alcanzando tus fotos
recorrí tus emociones más hondas
y me estrelle
contra tus hermosos hombros filosos.
Se me cayo la red
y no te lo pude decir a la cara.
Perseguí una emoción trasladable
en cinco imágenes y líneas de ideas.
Recree un amor de verdad
y vire el derroche copete
donde deriva el impulso enano
peleé, contra la voluntad de superficialidades
impuestas desde afuera, mercantilmente
plásticas, tan imperfectas y actuales,
resistí en la esperanza
desistiendo, de ser
sin dar la pelea o debiendo;
y me deje encantar por la magia del contenido
más eterno de la materia,
de lo que más nos gusta
en mi creencia
como potentes esencias.
Otro trajo el mal
dejando enseñanza,
marcas y heridas, aún abiertas
y vos lo barrías con tanta delicadeza
cada vez que alzabas
la mirada, gustando
clavando mis ojos
sin nada de histeria,
naturalmente calmada
como se curan las heridas tus gatos,
transitando cada detalle
con un encanto atroz
e insufrible.
Me dabas las babas
que nada tapaban.
Los abrazos brotaban
y el tiempo, complacía mi gusto,
para pasar más lento.
El encanto robaba, la sonrisa perfecta
ni de altanera, ni de turra;
bien real, con la luz de su pureza,
para hacerme dudar de la ingenuidad
y de si realmente existe la tristeza,
soñaba, con miedo a perder lo bello;
con el magnetismo de imanes
trazaba geometrías de triángulos
encerrando en ellos, fantasmas
y me ataba a un horno de barro
lleno de laureles
en el que los quema
para hacer, con mis letras
un pastel de manzanas
de verdades maduras, sin certezas;
con la pasión arrugada
en los pliegos de cada llamada
del corazón, con el aprendizaje brutal
y con sus tramposas tramas.
Con la clase exacta
para que no queden dudas
si la miden o la especulan.
Con este calor
hasta el vacío se hincha,
con tanta lindura
hasta el contraste se soporta
con esa opinión
y con estos rumores
hasta los más confiados
abandonarían.
Yo, nunca
lo haría.
