Una carencia indignada
con el destino de su materia
siempre tan contradictoria
siempre al mismo tiempo
tan llena y tan vacía;
triangulando una bolea de palmeras
sin conciencias ni deseos
con taquitos altos y bien despeinadas,
de una fuerza repelida
que leyó a b Espinoza,
una desazón incondimentable
y un suspiro loopeable.
Una ostensible tormenta seca
una de los peores hombres de la tierra
amontonándose con su voracidad
contaminando con sus publicidades
imponiendo los egoísmos para las masas,
una espalda agujereada
de emociones trasteadas en arenas gruesas
raspándose las animas y los codos
para volver
con los sueños enterrados en las cavernas;
una aproximación cosenoidal
me acerca funcionando imperecedera
al único y último recuerdo de esa sonrisa
perdida en oriente, con una devolución mía,
que aún no viene a mis oídos
y la sigo esperando, desde tus labios
imagino aún indignados conmigo
y con todos mis errores
tan brutos y nada coquetos;
un ser para los otros caduca
un ser para los otros caduca
gastado y sin brillo
sin resistencias
se regala perdiendo su identidad
y se mercantiliza
con la excusa de participar
y no ser uno mismo.
Un bailar que relaja tus pensamientos
y una concepción de las más erradas
objetivado te arrastra y te arrastraría
por el aire, los ríos y las tierras
de las más lejanas imaginadas,
y te sacaría la chispa y el fuego,
para seguir permitiendo
lo que no es nunca, como verdad,
y un eslabón perdido es la excusa
para esconder la magia de todos nosotros
amigos divinos,
una flor del montón, no equipara
las verrugas del corazón,
y porque obligarse a sentir siempre el mismo
olor de los pozos,
uno de los que has conocido
abrazando los charcos dolorosos
en los que te has perdido
con tus mañas de mañanas
sin transiciones con desgarrones
y con las lagrimas tan impuras;
un furor de amagues indivisibles
uno que no alcanza para abrazar la fe
sin razones,
ni para subir las escaleras
de nuestro propio cielo,
una controversia televisiva
esquiva tu inteligencia
para eludir el sentido critico;
una ingenuidad se mancha con certezas,
un pensar lo mismo sin ver lo contrario
una tirolesa desgranándose,
una rajadura finita que acorta el dialogo
y es un rayón a la función de la prepotencia
con que te manejas vos parloteando,
y aunque a veces ayuda la templanza
mejor la reflexión, que sirve siempre
para superar los asuntos con plena sabiduría,
una mano se enfría tanto, volviéndose tan blanca
y un mambo insufrible relaja con las malas
para encontrar arrinconada a la calma y la confianza
que habías olvidado de usar,
para aprender que
no se puede vivir sin las razones de la fe
aunque no se puede simplemente razonarla.
