A borbotones he parido mi destino,
ya no quiero arar en campos yermos,
ni decir adiós a los pájaros de la dicha.
Arañando sentimientos sin presencia,
ahora, solo pienso y siento, simplemente,
y ya con ello reparo todos los vasos rotos,
sin sucumbir bajo el tren de la tristeza.
Y aquí me tienes, vine por mí, y me hallé,
en un viaje de domingo, caminando
sobre la pasión del olvido una vez más,
y aunque solo yo lo sé, llevo tu presencia.